Lamentablemente vimos cómo el mundo dentro de los años 1939 al año 1945, llegaba al punto aborrecible por el género humano, en la discriminación, donde una persona con el odio a flor de piel, fue capaz de ordenar, convencer a un pueblo fanático y hambriento de identidad a una matanza sistemática de personas que eran ajenas a sus creencias, llegando a crear maquinaria capaz de eliminar en cuestión de minutos miles de personas. Después esto seguiría siendo por varios años más en China con la revolución cultural de Mao Tse Tung, después en Camboya en el régimen de Pol Pot y sus Jemeres rojos.
Hoy en día, a lo mejor en nuestra sociedad ya no se ve estos actos de discriminación como hechos aislados, y las ejecuciones sistemáticas han sido divulgadas gracias a la tecnología. Pero no quiere decir que se han extinguido del todo y que la sociedad ya alcanzo el punto de la tolerancia que muchos desean, veamos por ejemplos los actos de discriminación hacia la comunidad latina, musulmana y negra dentro de los Estados Unidos, la incursión del Estado Islámico en siria, el derrocamiento del movimiento talibán en Afganistán.
Por lo tanto vemos que esto está todavía a años de terminar. Viendo que la discriminación es todavía una acción que produce desigualdades, me pongo a pensar en cómo nosotros con sin verlo ni notarlo lo hemos propiciado, tomando un ejemplo la doctrina católica, la doctrina católica sientan sus bases en las enseñanzas dejadas por Jesús a través de sus apóstoles y estos a la vez, a sus sucesores hasta nuestros días, (resumiendo esto en los libros del nuevo testamento que están compenditos en la Biblia), y vemos que esto enseñan el respeto y el amor, sin importar raza o color, aunque no menciona que debe de ser también el credo. Dentro de un texto de catholic net que habla sobre el racismo cito textualmente:
“La doctrina de la Iglesia afirma lo mismo, con no menos vigor: toda doctrina racista es contraria a la fe y al amor cristiano. No obstante, en contradicción con esta conciencia más madura de la dignidad humana, el racismo todavía existe, y resurge incluso bajo nuevas formas. El respeto por todo hombre, por toda raza, es el respeto por los derechos fundamentales, la dignidad, la igualdad básica. No se trata ciertamente de ignorar las diferencias culturales. Importa más bien educar a apreciar de manera positiva la diversidad complementaria entre los pueblos.
Un pluralismo bien entendido resuelve el problema del racismo cerril. La condenación del racismo y de los hechos racistas es necesaria. La aplicación de medidas legislativas, disciplinares y administrativas contra lo uno y lo otro, sin excluir las adecuadas presiones exteriores, puede ser oportuna. Todo esto, la Iglesia católica lo anima.
La Santa Sede tiene también su parte en ello, en el marco de su misión específica. Todos los católicos son llamados a obrar sobre el terreno, lado a lado con los otros cristianos y con cuantos se inspiran del mismo respeto por el ser humano.
La Iglesia se empeña sobre todo en cambiar la mentalidad racista, también en sus propias comunidades. Por su parte, apela ante todo al sentido moral y religioso del hombre. Presenta sus exigencias utilizando la persuasión fraterna, que es su única arma. Pide a Dios que cambie los corazones. Brinda un espacio de reconciliación. Promueve iniciativas de acogida, de intercambio, y de ayuda respecto de los hombres y mujeres de otros grupos étnicos.
Lamentable como dice la abuelita “del dicho al hecho hay mucho trecho…”, conozco personalmente gente muy apegada a la iglesia, que con solo decir una palabra que no va acorde con esas católicas es discriminada, aun mas, conozco sacerdotes que también lo hacen y además lo fomentan, (esto me hace recordar un hecho en el pueblo de San Miguel de Canoa que ocurrió el 14 de Septiembre de 1968 [1]), lamentablemente a veces el criterio supera la razón y esto hace saber que para estas personas que tienen un grado de egocentrismo lo hacen pensar que, “Sino están conmigo entonces están contra mí”, llevando por sus propios intereses el fomento a la discriminación” . A veces también, dentro de la familia también se fomenta, el simple hecho de como una persona que tiene más grado de estudios, hace menos a otra, otro ejemplo el nivel cultural y el manejo de las normas de etiqueta hacen también propicios las acciones de discriminación, o simplemente las tradiciones o costumbres que no son toleradas también hace propicio la discriminación [2].
Citando a un artículo del Dia.es muestro lo siguiente:
“Efectivamente, hay padres que parecen disfrutar discriminando a alguno de sus hijos porque saben que así lo humillarán. Pretenden que su discriminado hijo tenga y actúe con complejo de inferioridad para así poder manipularle o doblegarle. Quienes discriminan muchas veces lo hacen para alimentar su propio ego, para dar rienda suelta al rechazo contenido, a sus propias frustraciones y para quitarse sus propias angustias y sus complejos de inferioridad. Sufrir cualquier tipo de discriminación produce unas graves cicatrices imborrables. Es muy difícil olvidar o dejar de lado tal humillación.
Normalmente se tardan muchos años, principalmente, cuando ésta se sufre en el entorno familiar. A fin de evitar la injusta discriminación en la familia, los padres deben tratar a todos los hijos por igual y tener mucho cuidado con los comentarios, observaciones, gestos y sobre todo acciones que puedan producir, promover o generar discriminación pues los daños que causa esta intolerable conducta pueden ser incurables o irreversibles al quedar marcado a fuego en las mentes de los hijos que la sufren. También deben evitar la discriminación presente en las ironías, burlas, intransigencias y comentarios despectivos producidos al basar a los hijos en estereotipos manidos [3]”.
Como resumen y volviendo al universo de Harry Potter, hoy en día existen personas que son de sangre pura, sin lugar a duda, son aquellas que son tocadas y seleccionadas por el dedo de Dios, las cuales son capaces de realizar cualquier tipo de atropellos por el simple hecho que son perfectas, que no tienen ningún error, no lo cometen ni lo cometerán errores, que son los que están exentos pedir un perdón a su semejante, por pequeño que sea, que solo lo piden dentro de un confesionario y así regresan su tranquilidad, por el simple hecho que ellos no les responden a la sociedad, nada más a Dios. También estas personas que son de sangre pura, como tienen alto grado de perfección conocen y son capaces de resolver cualquier tipo de problemas, pero no lo resuelven porque no quieren ensuciarse las manos, además que son los que la resuelven en momentos de soledad porque su ego no hace de transmitir el conocimiento, son aquellos que no son capaces ni siquiera ver la mirada a su semejante porque simplemente no es digno de ser visto a la cara por un sangre pura. Es por eso que gracias a Dios que soy un sangre sucia, que aunque me condene, quiero vivir una vida de la cual aprenda tanto de un blanco como de un negro, que pueda reír con un judío como con un musulmán, que pueda comer un sándwich con mis manos a pesar de ser visto moralmente mal por no usar cubiertos, que puedo usar zapatos tenis y caminar en la calle con playera o remera, que pueda escuchar rock y a la vez rancheras, que pueda ver al sol y dar un respiro, que pueda ayudar al anciano, que pueda enseñar al niño, que no tenga normas morales establecidas para satisfacer egos, regirme por la ley moral que estableció Jesús de Ama a tu prójimo como a ti mismo, es por eso que gracias a Dios Soy sangre sucia.
fuentes:
[1] http://
es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_San_Miguel_Canoa
[2] https://
es.catholic.net/op/articulos/13167/cat/544/la-doctrina-de-la-iglesia-ante-el-racismo.html
[3] http://eldia.es/criterios/2013-10-10/3-Padres-discriminan-hijos.htm